Se cuenta de una mujer que fue a una pajarería a comprar un loro que hablara. El dueño del establecimiento le vendió uno que estaba garantizado que habalaría. La mujer se lo agradeció y se marchó a su casa con el loro, y allí lo metió en una linda jaula.
Dos días después regresó a la pajarería alegando que el loro no había hablado todavía.
- ¿Le ha puesto usted al loro un espejo en la jaula? – le preguntó el vendedor -.A ellos a veces les gusta mirarse en el espejo y eso les ayuda a hablar.
La mujer compró un espejo, se lo llevó a casa y se lo puso al loro en la jaula.
Al día siguiente regresó a la pajarería e informó que no había habido suerte. El loro no había dicho ni una palabra.
- Pruebe con una escalera – le dijo el hombre -. A veces les gusta subirse por la escalera y eso les estimula a hablar.
Así que la señora compró una escalerita y la instaló en la jaula, pero sin éxito alguno. El loro no abrió el pico.
- Vea si le da resultado una pequeña percha donde el loro se pueda balancear – le dijo esta vez el encargado del establecimiento -. A todos los pájaros les gusta balancearce. Seguramente que esto le ayudará a hablar.
A la mañana siguiente la mujer volvió otra vez a la pajarería.
- Mi loro murió la pasada noche – dijo con tristeza.
- ¡Cuánto lo siento! – le respondió el hombre -. ¿Dijo algo el loro antes de morir?
- Sí – contestó la mujer -. Antes de exhalar el último suspiro el loro me preguntó:
“¿Es que no venden comida en esa pajarería?”.
Con cuanta facilidad compramos espejos para cultivar nuestra vanidad, escaleras para subir más alto en la posición social y columpios para disfrutar del placer de la vida. Pero ¿dónde está el alimento para nuestra alma? Nuestra alma también necesita atención y clama por alimento.
“Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo.” (Salmo 42:1-2).
2 comentarios:
Buenisimo!!!!Gracias Fede por esta excelente ilustración y enseñanza. OMar
Gracias FEDE!
Me encanto
HERNAN