Una Ecuación Proporcional

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"Cuando mi angustia iba en aumento, tu consuelo llenaba mi alma de alegria." (Salmos 94:19)



Angustia es una palabra que últimamente está muy de moda. Es una palabra que usamos para definir múltiples estados de animo que no sabemos encasillar en ningún lugar específico. Es una suma de tristeza, desánimo, malhumor, preocupacion, ansiedad, molestia, desconcierto, falta, enojo. Y la realidad nos muestra que hoy hay muchos motivos para estar angustiado.
Si escuchamos los noticieros, son sólo malas noticias. Cada vez hay más violencia y los desastres son mayores. Hablamos con los vecinos y escuchamos solo quejas. Cuando nos encontramos con amigos y charlamos, todos los temas son problemas.
Parece que es normal que vivamos angustiados, y no encontramos solución al problema. Y eso nos angustia más. Miramos para adelante y solo vemos un futuro incierto y más preocupante. Y eso nos angustia mas. Es un circulo vicioso, que cada vez nos sumerje más en ésta sensación de vivir atrapados sin salida.
Algo similar le pasaba al salmista. No sabemos que problema tenía, ni que era lo que le preocupaba. Tal vez fuera la enfermedad de un ser querido, la falta de trabajo, los peligros del reino, la inseguridad, los fracasos en los negocios, la falta de amigos, los problemas en el hogar, la incomprensión de sus conocidos, la falta de reconocimiento por sus logros, la soledad, la falta de objetivos, el malhumor, o alguna cosa indefinida que modificaba su estado de ánimo.
Pero hace una ecuación maravillosa que nos puede servir de aliento hoy. Cuando más se angustiaba y se preocupaba por sus problemas, que eran reales y muy pesados, tanto más le llenaba Dios el corazón de alegría. Era como una ecuación proporcional.
A veces creemos que estos milagros solo ocurrían en la antiguedad, que la paz y el consuelo de Dios eran un privilegio de los grandes patriarcas que ya estan muertos, que esto no es para nosotros que vivimos tan apurados en este siglo XXI. Pero nos equivocamos.
Dios puede hacer este cambio en nuestros corazones, y sacarnos nuestra angustia para darnos Su alegría. El sólo espera que se lo pidamos, que oremos con fe para que El pueda hacer el milagro de cambiar nuestra inquietud. Ojo que no prometio sacarnos el problema, lo más probable es que el motivo de nuestra angustia siga estando. Pero Dios nos puede dar la alegria para afrontar éstas situaciones sin desesperarnos. Dios es fiel, y nunca nos deja abandonados.
Llevale a Dios tu problema, contale cuales son las cosas que te preocupan y El va a hacer el milagro de cambiar tu angustia por alegria.