Esta semana quiero hablarles de un libro que leí hace tiempo. Se llama "El don" es de autor anónimo; si tienen la oportunidad de leerlo, háganlo, es muy motivador. Cuenta la historia de un cristiano común que asiste a la iglesia todos los domingos y está más interesado en que no se le haga tarde para ir a comer que en el mensaje del pastor. Un domingo en particular el pastor preguntó: "-¿Han considerado ustedes alguna vez lo que Dios escucha en los corazonesas personas? ¿Qué necesidades espirituales resuenan ante Él? ¿Qué sucedería si nosotros pudiésemos escuchar con los oídos de Dios? La mayoría de ustedes ni siquiera escuchan con sus oídos -dijo el pastor con tono desanimado -Tienen los oídos taponados y no escuchan siquiera lo más obvio. Hay personas clamando con desesperación por sus necesidades y pocos los obreros de Dios yendo a rescatarlas."
Esto le sucede al protagonista, recibe el don de escuchar lo que Dios escucha. Las necesidades más profundas, esas de las que a veces ni siquiera somos conscientes y otras veces tratamos de tapar, pero sabemos que están ahí. Traten de imaginárselo, cruzan alguien por la calle y escuchan con voz audible "necesito paz", "mi vida no tiene sentido", "nadie me escucha", "no le importo a nadie" y al darse vuelta para verlo sus labios no se mueven. Tremendo, no. Ahora vayan a Constitución, Once, Liniers, Retiro y multiplíquenlo por esa cantidad de voces al mismo tiempo. Escalofriante. Qué hacer, cómo responder. El pastor le dice "Dios no espera a que esté usted listo. A veces sencillamente lo lanza a la acción". Que osado el Señor, ¿acaso no sabe quien soy? ¿quiere provocar un desastre? Pensamientos como éstos pasan por la mente del protagonista y también por la mía. No estoy preparado; qué le voy a decir; cómo me acerco; qué van a pensar de mí. En éstos momentos el pastor le dice: "Satanás no tiene que hacer nada para impedir que la Palabra sea proclamada. Usted está haciendo el trabajo por él". El que se sienta identificado que levante la mano...aprovechen que nadie los vé... ¡cayeron! Dios los está mirando (a propósito, como cuesta escribir con una mano)
Cuántas veces nos encontramos con gente desesperanzada y teniendo nosotros la esperanza de salvación como yelmo nos quedamos callados. El autor del libro concluye que todas las necesidades se pueden resumir en una sola: "-En realidad - dijo -, cualquier persona a la que se acerquen, y le pregunten cuál es su más profunda necesidad, si fuese totalmente sincera, y sólo lo supiese... la respuesta sería : Jesucristo".
Que gran responsabilidad. Los ángeles anhelan proclamar el evangelio, pero esa tarea nos fue encomendada a nosotros. Pablo escribe : "Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado" (1 Corintios 2:1-2)
La gracia del Señor Jesucristo esté con vosotros. Mi amor en Cristo Jesús esté con todos vosotrso. Amén.
Fede.
1 comentarios:
Fede, que buena meditacion y que gran verdad. Te aseguro que me encanta esta tan buena idea que te dio Dios. Desde ya es una gran bendicion para tu vida y a la vez una gran bendicion para todos aquellos que entren en este lugar.
Un abrazo
Continua aunque todos esperen que abandones